Si bien la creencia de que los alemanes son unas personas frías y cuadriculadas por naturaleza es muy extendida, mi experiencia me ha demostrado que hay excepciones. Y se agrupan entre ellos.
Aunque desde que empecé a estudiar alemán he conocido a muchos nativos, solo hablo normalmente con dos de ellos, y uno de ellos es lo que mucha gente considera un amigo especial. El termino maromen, extendido entre los blogs sobre Alemania podría ser aplicado a esta persona de un modo diferente: estuvimos juntos, sí, pero la distancia juega malas pasadas y pasamos a ser tan solo "amigos especiales".
Cada día que hablo con él me queda más claro que ni él si sus amigos son el prototipo de alemán-cabeza-cuadrada.
Ejemplos: sus amigos suelen aparecer por su casa sin avisar a pasar la tarde con él, no tienen un horario realmente para nada (unos días cenan a las 10, otros a las 9 u a las 8) o no son precisamente puntuales y por lo tanto, poco organizados (¿examen? Mejor estudio la noche anterior).
Estas diferencias por un lado me gustan y por otro lado, no tanto. Tienen una mente más abierta porque no son tan "cuadriculados" y no son para nada fríos; al contrario, son bastante amables y hospitalarios (¡quizás incluso me inviten a pasar las navidades con ellos!) Pero a mí personalmente la impuntualidad me molesta (quizás yo sea más alemana que ellos). Estoy acostumbrada a que mis amigos lo sean, pero me choca que un alemán lo sea.
También he leído bastante sobre que los alemanes, sobre todo la parte occidental, son bastante conservadores y esto me llevó a tener la idea de que la mayoría de madres suelen dejar de trabajar para dedicarse en cuerpo y alma a sus hijos (y a ser una "buena" esposa). Pero por ahora las familias de mis amigos germanos no encajan para nada en este perfil: uno cuya madre es profesora y otro cuyo padre dejó de trabajar para cuidar de sus hijas mientras su mujer trabajaba.
Lo que aún tengo que descubrir es si son fans de todo lo bío.
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